sábado, 21 de agosto de 2010

Te miro y lloro porque no me miras...

Te miro, y lloro porque no me miras:
me miras, y suspiro
al hallar el desdén en tu mirada:
suspiro, y lloro porque no suspiras,
suspiras ¡ay! y acongojado miro
que no es por mí... Y así, mujer amada.
no sé si flores son o son abrojos
esos suspiros de tus labios rojos,
ignorando también en mi desdicha
si mi vida o mi muerte son tus ojos.

Pedro Antonio de Alarcón.


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