miércoles, 17 de junio de 2015

XLVIII

"Francois Truffaut: ¿el señor Van Meer, el hombre que conoce la famosa cláusula secreta?
Alfred Hitchcock: la famosa cláusula secreta, era nuestro 'Mac Guffin'. ¡Tenemos que hablar del 'Mac Guffin'!
F.T.: El 'Mac Guffin' es el pretexto, ¿no?
A.H.: Es un rodeo, un truco, una complicidad, lo que se llama un 'gimmick'.
Bueno, ésta es la historia completa del Mac Guffin. Ya sabe que Kipling escribía a menudo sobre los indios y los británicos que luchaban contra los indígenas en la frontera de Afganistán. En todas las historias de espionaje escritas en éste clima, se trataba de manera invariable del robo de los planes de la fortaleza. Eso era el 'Mac Guffin'. 'Mac Guffin' es, por tanto, el nombre que se da a esta clase de acciones: robar... los papeles -robar... los documentos-, robar... un secreto. En realidad, esto no tiene importancia y los lógicos se equivocan al buscar la verdad del 'Mac Guffin'. En mi caso siempre he creído que los 'papeles', o los 'documentos', o los 'secretos' de construcción de la fortaleza deben ser de una gran importancia para los personajes de la película, pero nada importantes para mí, el narrador.
Y ahora, conviene preguntarse de dónde viene el 'Mac Guffin'. Evoca un nombre escocés y es posible imaginarse una conversación entre dos hombres que viajan en un tren. Uno le dice al otro: -¿Qué es ese paquete que ha colocado en la red?- Y el otro contesta: -Oh, es un 'Mac Guffin'-.  Entonces el primero vuelve a preguntar: -¿Qué es un 'Mac Guffin'?-. Y el otro: -Pues es un aparato para atrapar a los leones en las montañas Adirondaks-. El primero exclama entonces: -¡Pero si no hay leones en las Adirondaks!- A lo que contesta el segundo: -En ese caso no es un 'Mac Guffin'-."


Fragmento del libro "El cine según Hitchcock", de Francois Truffaut.

martes, 16 de junio de 2015

XLVII

"...Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
 
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
 
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
 
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
 
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
 
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada(...)"


Fragmento del poema "Elegía", de Miguel Hernández