martes, 31 de agosto de 2010

A season in hell

Once, if my memory serves me well, my life was a banquet where every heart revealed itself, where every wine flowed.

One evening I took Beauty in my arms - and I thought her bitter - and I insulted her.

I steeled myself against justice.

I fled. O witches, O misery, O hate, my treasure was left in your care!

I have withered within me all human hope. With the silent leap of a sullen beast, I have downed and strangled every joy.

I have called for executioners; I want to perish chewing on their gun butts. I have called for plagues, to suffocate in sand and blood. Unhappiness has been my god. I have lain down in the mud, and dried myself off in the crime-infested air. I have played the fool to the point of madness.

And springtime brought me the frightful laugh of an idiot.

Now recently, when I found myself ready to croak! I thought to seek the key to the banquet of old, where I might find an appetite again.

That key is Charity. - This idea proves I was dreaming!

"You will stay a hyena, etc...," shouts the demon who once crowned me with such pretty poppies. "Seek death with all your desires, and all selfishness, and all the Seven Deadly Sins."

Ah! I've taken too much of that: - still, dear Satan, don't look so annoyed, I beg you! And while waiting for a few belated cowardices, since you value in a writer all lack of descriptive or didactic flair, I pass you these few foul pages from the diary of a Damned Soul.


Arthur Rimbaud, traducción en inglés del poema original Une Saison en Enfer

lunes, 30 de agosto de 2010

Preguntas

Ya que navegas por mi sangre
y conoces mis límites,
y me despiertas en la mitad del día
para acostarme en tu recuerdo
y eres furia de mi paciencia para mí,
dime qué diablos hago,
por qué te necesito,
quien eres, muda, sola, recorriéndome,
razón de mi pasión,
por qué quiero llenarte solamente de mí,
y abarcarte, acabarte, mezclarme en tus huesitos
y eres única patria
contra las bestias del olvido.

Juan Gelman

viernes, 27 de agosto de 2010

Molto piu avanti ancora!

Esta vida mendaz es un estrado

donde todo es estólido y fingido,

donde cada anfitrión guarda escondido

su verdadero ser, tras el tocado:


No digas tu verdad ni al más amado,

no demuestres temor ni al más temido,

no creas que jamas te hayan querido

por mas besos de amor que te hayan dado.


Mira como la nieve se deslíe

sin una queja de su labio yerto,

cómo ansia las nubes el desierto

sin que a ninguno su ansiedad confíe...


¡Trema como el infierno, pero rie!

¡Vive la vida plena, pero muerto!


Pedro Bonifacio Palacios

martes, 24 de agosto de 2010

Si he de vivir sin tí

Si he de vivir sin tí, que sea duro y cruento
la sopa fría, los zapatos rotos, o que en mitad de la opulencia
se alce la rama seca de la tos, ladrándome
tu nombre deformado, las vocales de la espuma, y en los dedos
se me peguen las sábanas, y nada me dé paz.
No aprenderé por eso a quererte mejor,
pero desalojado de la felicidad
sabré cuanta me dabas con solamente a veces estar cerca.

Esto creo entenderlo, pero me engaño:
hará falta la escarcha del dintel
para que el guarecido en el portal comprenda
la luz del comedor, los manteles de leche, y el aroma
del pan que pasa su morena mano por la hendija.

Tan lejos de tí
como un ojo del otro
de esta asumida adversidad
nacerá la mirada que por fin te merezca...

Extraído del libro "Salvo el crepúsculo", de Julio Cortázar.

sábado, 21 de agosto de 2010

Te miro y lloro porque no me miras...

Te miro, y lloro porque no me miras:
me miras, y suspiro
al hallar el desdén en tu mirada:
suspiro, y lloro porque no suspiras,
suspiras ¡ay! y acongojado miro
que no es por mí... Y así, mujer amada.
no sé si flores son o son abrojos
esos suspiros de tus labios rojos,
ignorando también en mi desdicha
si mi vida o mi muerte son tus ojos.

Pedro Antonio de Alarcón.


viernes, 20 de agosto de 2010

"Quiero comprender"

Comprender. Al percibir de golpe el episodio amoroso como un nudo de razones inexplicables y de soluciones bloqueadas, el sujeto exclama: “¡Quiero comprender (lo que me ocurre)!”

1. ¿Qué pienso del amor? –En resumen, no pienso nada. Querría saber lo que es, pero estando dentro lo veo en existencia, no en esencia. Aquello de donde yo quiero conocer (el amor) es la materia misma que uso para hablar (el discurso amoroso). Ciertamente se me permite la reflexión, pero como esta reflexión es inmediatamente retomada en la repetición de las imágenes no deriva jamás en reflexividad: excluido de la lógica (que supone lenguajes exteriores unos a otros), no puedo pretender pensar bien. Igualmente discurriré bellamente sobre el amor a lo largo del año, pero no podré atrapar el concepto más que “por la cola”: por destellos, fórmulas, hallazgos de expresión, dispersados a través del gran torrente de lo Imaginario; estoy en el mal lugar del amor, que es su lugar deslumbrante: “el lugar más sombrío –dice un proverbio chino- está siempre bajo la lámpara.”

2. Al salir del cine, solo, rumiando mi problema amoroso, que la película no ha podido hacerme olvidar, lanzo esta curiosa exclamación: ¡basta: que se acabe!, pero, ¡quiero comprender (lo que me ocurre)!

3. Represión: quiero analizar, saber, enunciar en otro lenguaje que no sea el mío; quiero representarme a mí mismo mi delirio, quiero “mirar a la cara” lo que me divide, lo que me recorta. Comprended vuestra locura: tal era el mandato de Zeus a Apolo volver los rostros de los Andróginos divididos (como un huevo, como una serba) por el corte (el vientre) “para que la vista de su cercenamiento los vuelva menos osados”. ¿Comprender no es escindir la imagen, deshacer elyo, órgano soberbio de la ignorancia?

4. Interpretación: no es eso lo que quiere decir vuestro grito. Ese grito, en verdad, es todavía un grito de amor: “Quiero comprenderme, hacerme conocer, hacerme abrazar, quiero que alguien me lleve consigo.” He aquí lo que significa vuestro grito.

5. Quiero cambiar de sistema: no desenmascaras más, no interpretar más, sino hacer de la conciencia misma una droga y a través de ella acceder a la visión sin remanente de lo real, al gran sueño claro, al amor profético.

(¿Y si la conciencia –una conciencia semejante- fuera nuestro porvenir humano? ¿ Y si,por un giro supletorio de la espiral, un día, resplandeciente entre las demás, desaparecida toda ideología reactiva, la conciencia se convirtiera finalmente en esto: la abolición de lo manifiesto y lo latente, de la apariencia y de lo oculto? ¿Si se requiriera del análisis no ya de destruir la fuerza (ni tampoco corregirla o dirigirla), sino solamente decorarla, como lo haría un artista? ¿Nos imaginamos que la ciencia de los lapsus descubra un día su propio lapsus y que ese lapsus sea: una forma nueva, inaudita, de la conciencia?)

Extraído de, "Fragmentos de un discurso amoroso", Roland Barthes. 1977.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Me caigo y me levanto

Nadie puede dudar de que las cosas recaen,
un señor se enferma y de golpe un miércoles recae
un lápiz en la mesa recae seguido
las mujeres, cómo recaen
teóricamente a nada o a nadie se le ocurriría recaer
pero lo mismo está sujeto
sobre todo porque recae sin conciencia
recae como si nunca antes
un jazmín para dar un ejemplo perfumado
a esa blancura
¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo?
el mero permanecer ya es recaída
es jazmín entonces
y no hablemos de las palabras
esas recayentes deplorables
y de los buñuelos fríos que son la recaída clavada
contra lo que pasa, se impone pacientemente la rehabilitación
en lo más recaído hay algo que siempre pugna por rehabilitarse
en el hongo pisoteado, en el reloj sin cuerda
en los poemas de Pérez, en Pérez
todo recayente tiene ya en sí un rehabilitante
pero el problema, para nosotros lo que pensamos nuestra vida
es confuso y casi infinito
un caracol segrega y una nube aspira
seguramente recaerán
pero una compensación ajena a ellos los rehabilita
los hace treparse poco a poco a lo mejor de si mismos
antes de la recaída inevitable
pero nosotros tía ¿cómo haremos?
¿cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído
si por la mañana estamos tan bien
tan café con leche
y no podemos medir hasta donde hemos recaído en el sueño
o en la ducha
y si sospechamos lo recadente de nuestro estado
¿cómo nos rehabilitaremos?
hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña
al terminar su obra maestra
al afeitarse sin un solo tajito
no toda recaída va de arriba abajo
porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa
cuando ya no se sabe donde se está
probablemente Icaro creía tocar el cielo
cuando se hundió en el mar …. y
dios te libre de una zambullida tan mal preparada
tía ¿cómo nos rehabilitaremos?
hay quien ha sostenido que la rehabilitación
sólo es posible alterándose
pero olvidó que toda recaída es una desalteración
una vuelta al barro de la culpa
perfecto!
somos lo más que somos porque nos alteramos
salimos del barro en busca de la felicidad
y la conciencia y los pies limpios
un recayente es entonces un desalterante
de donde se sigue que
nadie se rehabilita sin alterarse
pretender la rehabilitación alterandose es una triste redundancia
nuestra condición es la recaída y la desalteración
y a mi me parece que un recayente debería rehabilitarse de otra manera
que por lo demás ignoro
No solamente ignoro eso
sino que jamás he sabido en qué momento
mi tía o yo recaemos
¿cómo rehabilitarnos entonces si a lo mejor no hemos recaído todavía?
y la rehabilitación nos encuentra ya rehabilitados
Tía, no será esa la respuesta ahora que lo pienso...
Hagamos una cosa:
Usted se rehabilita y yo la observo
varios días seguidos
digamos, una rehabilitación continua
usted está todo el tiempo rehabilitándose y yo la observo
o al revés si prefiere
pero a mí me gustaría que empezara usted
porque soy modesto y buen observador
de esa manera si yo recaigo en los intervalos de mi rehabilitación
mientras usted no le da tiempo a la recaída
y se rehabilita como en un cine continuado
al cabo poco nuestra diferencia será enorme
Usted estará tan por encima que dará gusto
entonces yo sabré que el sistema ha funcionado
y empezaré a rehabilitarme furiosamente
pondré el despertador a las tres de la mañana
suspenderé mi vida conyugal
y las demás recaídas que conozco
para que, sólo queden las que no conozco
y a lo mejor poco a poco un día estaremos otra vez juntos tía
y será tan hermoso decir...
ahora nos vamos al centro y nos compramos un helado
el mío todo de frutilla
y el de usted con chocolate y un bizcochito.

Julio Cortázar

martes, 17 de agosto de 2010

Final

Ha muerto un hombre y están juntando su sangre en cucharitas,
querido Juan, has muerto finalmente.
De nada te valieron tus pedazos
mojados en ternura.

Cómo ha sido posible
que te fueras por un agujerito
y nadie haya ponido el dedo
para que te quedaras.

Se habrá comido toda la rabia del mundo

por antes de morir
y después se quedaba triste triste
apoyado en sus huesos.

Ya te abajaron, hermanito,
la tierra está temblando de ti.
Vigilemos a ver dónde brotan sus manos
empujadas por su rabia inmortal.

Juan Gelman, extraído del libro "Gotán"

sábado, 14 de agosto de 2010

Sirena

Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche

te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra

del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo

tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego
.


Mario Benedetti, poema extraído del libro "El amor, las mujeres y la vida"

viernes, 13 de agosto de 2010

Encargo

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rópeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día, saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
Lo que nadie te pide: las espinas
Hasta el hueso. Arráncame esta cara infame, oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.


Julio Cortázar, poema extraído del libro "Salvo el crepúsculo"


domingo, 8 de agosto de 2010

Indolencia

A pesar de mí misma te amo; eres tan vano
como hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:
«¿Para esto elegías? Gusto bajo es el tuyo;
no te vendas a nada, ni a un perfil de romano»

Y me dicta el deseo, tenebroso y pagano,
de abrirte un ancho tajo por donde tu murmullo
vital fuera colado... Sólo muerto mi arrullo
más dulce te envolviera, buscando boca y mano.

¿Salomé rediviva? Son más pobres mis gestos.
Ya para cosas trágicas malos tiempos son éstos.
Yo soy la que incompleta vive siempre su vida.

Pues no pierde su línea por una fiesta griega
y al acaso indeciso, ondulante, se pliega
con los ojos lejanos y el alma distraída.

Alfonsina Storni

sábado, 7 de agosto de 2010

Balada del mal genio

Hay días en que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.

Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.

Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.

Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.

Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta.


Mario Benedetti, poema extraído del libro "El amor, las mujeres y la vida"

miércoles, 4 de agosto de 2010

Tríptico

I
Tendido
entre lo blanco,
la vi.
Se aproximaba.
Las pupilas baldías,
el cuerpo inhabitado,
sin cabellos,
sin labios,
inasible,
vacía;
junto a mí
a mi lado...
¡Toda hecha de nada!
Se sentó.
¿Me esperaba?
La miré.
Me miraba.

II
Ya estaba entre sus brazos
de soledad,
y frío,
acalladas las manos,
las venas detenidas,
sin un pliegue en los párpados,
en la frente,
en las sábanas;
más allá de la angustia,
desterrado del aire,
en soledad callada,
en vocación de polvo,
de humareda,
de olvido.

III
¿Era yo,
la voz muerta,
los dientes de ceniza,
sin brazos,
bajo tierra,
roído por la calma,
entre turbias corrientes,
de silencio,
de barro?

¿Era yo,
por el aire,
ya lejos de mis huesos,
la frente despoblada,
sin memoria,
ni perros,
sobre tierras ausentes,
apartado del tiempo,
de la luz,
de la sombra;
tranquilo,
transparente?

Oliverio Girondo

Somos nuestros propios demonios

DEMONIOS. A veces le parece al sujeto amoroso que está poseído por un demonio de lenguaje que lo impulsa a herirse a sí mismo y a expulsarse -según una expresión de Goethe- del paraíso que, en otros momentos, la relación amorosa constituye para él.

1.Una fuerza precisa arrastra a mi lenguaje hacia el mal que puedo hacerme a mí mismo: el régimen motor de mi discurso es el piñón libre: el lenguaje actúa como bola de nieve, sin ningún pensamiento táctico de la realidad. Trato de hacerme daño, me expulso a mí mismo de mi paraíso, afanándome en suscitar en mí las imágenes (de celos, de abandono, de humillación) que pueden herirme; y la herida abierta, la mantengo, la alimento con otras imágenes, hasta que otra herida viene a producir el efecto de diversión.

2.El demonio es plural (“mi nombre es Legión”,
Lucas, 8, 30), cuando se rechaza a un demonio, cuando por fin le impongo silencio (por azar o por lucha), hay otro que levanta la cabeza a la vera y se pone a hablar. La vida demoníaca de un enamorado es semejante a la superficie de un solfatara; grandes burbujas (candentes y cenagosas) estallan una tras otra; cuando una cae y se apaga, regresa a la masa, otra, más lejos, se forma, se infla. Las burbujas, “Desesperación”, “Celos”, “Incompatibilidad”, “Deseo”, “Comportamiento incierto”, “Miedo a perder la dignidad” (el más avieso de los demonios) hacen “plop” una tras otra, en un orden indeterminado: el desorden mismo de la Naturaleza.

3.¿Cómo rechazar un demonio (viejo problema)? Los demonios, sobre todo si son de lenguaje (¿Y de qué otra cosa serían?), se combaten por el lenguaje. Puedo pues, esperar exorcizar (por mí mismo) la palabra demoníaca que se me sugiere sustituyéndola (si tengo el talento del lenguaje) por otra palabra, más apacible (me encamino a la eufemia). De esta manera: yo creía por fin haber salido de la crisis y he aquí que -favorecido por un largo viaje en automóvil- se apodera de mí un desasosiego, no ceso de agitarme en el pensamiento, el deseo, el disgusto, la agresión del otro; y agrego a estas heridas el desánimo de comprobar que
reincido; pero el vocabulario francés es una verdadera farmacopea (veneno por un lado, remedio por el otro): no, no es una recaída, no es sino un último estremecimiento del demonio anterior.


Extraído de "Fragmentos de un discurso amoroso", Roland Barthes, 1977.