miércoles, 30 de junio de 2010

IV

"Yo estaba limpiando la pieza, al dar la vuelta, me acerqué al diván y no podía acordarme si lo había limpiado o no. Como esos movimientos son habituales e inconscientes no podía acordarme y tenía la impresión de que ya era imposible hacerlo. Por lo tanto, si he limpiado y me he olvidado, es decir, si he actuado inconscientemente, es exactamente como si no lo hubiera hecho. Si alguien consciente me hubiera visto, se podría restituir el gesto. Pero si nadie lo ha visto o si lo ha visto inconscientemente, si toda la vida compleja de tanta gente se desarrolla inconscientemente, es como si esta vida no hubiera existido."

Nota del diario de Leon Tolstoi, 28 de febrero de 1897

lunes, 28 de junio de 2010

El héroe

Con los ojos muy abiertos,
el corazón entre las manos
y los bolsillos llenos de palomas
mira el fondo del tiempo.

Ve su propio deseo, luces altas,
guirnaldas, flechas verdes, torres
de donde caen cabelleras
y nacen las espléndidas batallas.

Corre, el fervor lo embiste,
es su antorcha y su propio palafrén,
busca la entrada a la ciudad,
enarbola el futuro, clama como los vientos

Todo está ahí, la calle abierta
y a la distancia el espejeo,
la inexplicable cercanía de lo que no alcanza
y cree alcanzar, y corre.

No es necesario un tropezón ni una estocada
los cuerpos caen por su propio peso,
los ojos reconocen un momento
la verdad de la sombra.

Todavía se yergue,
todavía en su puño late el halcón de acero.
En las piedras rebota la clamante pregunta
del hombre por fin solo a la llegada.

Después es titubeo,
sospecha de que el fin no es el comienzo;
y al fondo de la calle
que parecía tan hermosa
no hay más que un árbol seco
un abanico roto.


Julio Cortázar, poema extraído del libro "Salvo el crepúsculo" (1984)

sábado, 26 de junio de 2010

III

"Subiré al cielo,
le pondré gatillo a la luna
y desde arriba fusilaré al mundo,
suavemente,
para que esto cambie de una vez."

Raúl González Tuñón, fragmento del poema "La luna con gatillo"


Aclaración, si les interesa googleenloN, no lo subo porque es muy largo.

viernes, 25 de junio de 2010

El reloj

Reloj! Dios espantoso, siniestro e impasible,

Cuyo dedo amenaza, diciéndonos "¡recuerda!"

Los vibrantes dolores en tu asustado pecho,

Como en una diana pronto se clavarán;

El placer vaporoso huirá hacia el horizonte

Como escapa una sílfide detrás del bastidor;

Arranca cada instante un trozo de delicia

Concedida a los hombres en su época mejor.

Tres mil seiscientas veces cada hora, el Segundo

Susurra "¡Acuérdate!" -Con voz vertiginosa

De insecto, Ahora dice: "¡Heme otra vez aquí

Ya succioné tu vida con mi trompa asquerosa!"

¡Remember! ¡Esto memor! ¡Pródigo, Acuérdate!

(Mi garganta metálica toda lengua conoce)

Ganga son los minutos, ¡oh, alocado mortal!

Y no hay que abandonarlos sin extraer su oro.

Acuérdate: es el tiempo un tenaz jugador

Que sin trampas te vence en cada envite. Es ley.

Decrece el día, la noche se aproxima; ¡recuerda!

Es voraz el abismo, se vacía la clepsidra.

Pronto sonará la hora en que el divino Azar,

O la augusta Virtud, tu aún intacta esposa,

O el arrepentimiento (¡Oh, esa posada última!)

Todo te dirá "¡Es tarde! ¡Muere, viejo cobarde!"


Charles Baudelaire, extraído del libro “las flores del mal”


Espantapájaros nº12

Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se demudan,

se adormecen, despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se aletargan, fallecen, se reintegran,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan, se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehuyen, se evaden y se entregan.


Oliverio Girondo

Voodoo girl (Tim Burton)

















Her skin is white cloth,
and she's all sewn apart
and she has many colored pins
sticking out of her heart.

She has many different zombies
who are deeply in her trance.
She even has a zombie
who was originally from France.

But she knows she has a curse on her,
a curse she cannot win.
For if someone gets
too close to her,

the pins stick farther in.


miércoles, 23 de junio de 2010

Libros

Ninguno de los libros de este mundo
te aportará la felicidad,
pero secretamente te devuelven
a ti mismo.

Allí está todo lo que necesitas,
sol y luna y estrellas,
pues la luz que reclamas
habita en tu interior.

Ese saber que tú tanto buscaste
por bibliotecas, resplandece
desde todas las lágrimas,
puesto que es tuyo ahora.

Hermann Hesse

Autopsicografía

El poeta es un fingidor
que finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.

Y quienes leen lo que escribe
sienten en el dolor leído,
no los dos que el poeta vive,
sino aquel que no han tenido.

Y así va por su camino
distrayendo a la razón,
ese tren si real destino
que se llama corazón.

Fernando Pessoa

martes, 22 de junio de 2010

La Connivencia (confabulación)

CONNIVENCIA el sujeto se imagina hablando del ser amado con una persona rival y esta imagen desarrolla extrañamente en él una aceptación de complicidad

1. El/la con quien puedo hablar del ser amado es el/la que lo ama en la misma medida que yo, como yo: mi simétrico, mi rival, mi oponente (la rivalidad es una cuestión de lugar). Puedo entonces comentar al otro con quien se reconoce; se produce una igualdad de saber, un goce de inclusión; en ese comentario ni se aleja ni se desmenuza al objeto; permanece inserto en el discurso dual, protegido por él. Coincido al mismo tiempo con la Imagen y con ese segundo espejo que refleja lo que soy (en el rostro rival leo mis miedos, mis celos). Palabrería agitada, suspendidos todos los celos, en torno de ese ausente en que dos miradas convergentes refuerzan su naturaleza objetiva: nos libramos a una experiencia rigurosa, lograda, puesto que hay dos observadores y ambas observaciones se hacen en las mismas condiciones: el objeto es probado: descubro que tengo razón (de estar feliz, de estar herido, de estar inquieto).

Etimología (connivencia: connivere: quiere decir al mismo tiempo: guiño, pestañeo, cierro los ojos.)

2. Se llega a esta paradoja: es el propio ser amado quien, en la relación trial, está casi de más. Esto se lee en ciertasperplejidades. Cuando el propio objeto amado se queja de mi rival, lo menosprecia, no sé cómo dar la réplica a esta queja: por una parte, es “noble” no aprovecharse de una confidencia que me sirve -para “reforzar” mi posición-; y por otra parte soy prudente: sé que como ocupo el mismo lugar que mi oponente y que, desde ese momento, abolidos todo valor y toda psicología, nada puede impedir que un día sea yo objeto de menosprecio. A veces incluso soy yo mismo quien hago al otro cierto elogio de mi rival (¿para ser “liberal”?), contra lo cual el otro, curiosamente (¿para halagarme?), protesta.

3. Los celos son una ecuación con tres términos permutables (indecibles): se está siempre celoso de dos personas a la vez: estoy celoso de quien amo y de quien lo ama. El odiosamanto (así se dice “rival” en italiano) es también amado por mí: me interesa, me intriga, me llama (véase “El eterno marido” de Dostoievski).

Extraído de “Fragmentos de un discurso amoroso”, Roland Barthes.

lunes, 21 de junio de 2010

El que vendrá

El hombre que se asemeja a los hombres de todos los climas
y estirpes y rangos
y se adelanta a ellos
hasta parecer que su pecho se vuelve azulado o constelado;
el que parece trocar todas las viejas heridas
en una flor de laurel,

vendrá a espantar los búhos para apresurar la llegada del alba
y a hacer danzar el mundo y el alma
amenazados de petrificarse.


Meditará desnudo y cantará desnudo.
Lo finito y lo infinito
serán de nuevo fundidos y acuñados en su verbo.
Levantará los sacramentos inútiles
y golpeará con el martillo del geólogo los viejos ídolos.
Una aceptación ancha como el amanecer
presidirá sus ademanes.


Donde vive el que sabe espantar con el mañique
los temores milenarios

como el caballo espanta las moscas con la cola;
el que dilata su corazón con lo venidero
como el caballo dilata sus narices con el galope,
donde vive el hombre más creador de espacio,
allí están los Santos Lugares de la tierra y el cielo.
La familia y la sacristía quieren ponerle grilletes de franela,
la patria quiere jubilarlo sobre un pedestal
(ellas las que inventaron la hoja de parra y el gendarme
y el apear el alma a las rodillas dobladas).
Pero su solo erguimiento inducirá a erguirse a los mejores
como el recién nacido esparce la felicidad por la casa.

Pasará a tras mano de las Casas Blancas o Rosadas,
donde bonzos de manos corvas
entretienen con extracto de carne y alma de hombre
las fauces del Estado;

de las centrales del Sebo, del Caucho, del Petroleo,
donde se transforma el sudor de los de abajo
en el agua de juvencia de la casta;

de las cavernas nocturnas de la gran prensa
donde nace un río de tinta, de cables y estridoresçque desvorda con las aguas servidas de la mentira.

Estará solo, guarecido en el corazón del pueblo.
Y noticias verdaderas traerá solo él,
el único capaz de hacer de opacas estatuas de carne
mujeres y hombres transparentes.

Los concesionarios seculares del hombre
le pondrán un collar de dientes y sollozos,
lo declararán iluso
y poseído del delirio de la persecución,

aunque su equilibrio será el de un par de alas en vuelo,
y en su pecho, nido de espinas y plumas,
se refugie ya la ternura del mundo por nacer.

El alba se anticipará en él como en las cimas o los gallos.
Denunciará los pechos sepultos bajo las losas de los crucifijos,
y el miedo de la ostra al oleaje y del murciélago a la aurora,
y el miedo del hombre al devenir
(escondido en su seno como el trigo en el surco),
del inquilino de las cavernas que hoy vive en rascacielos
y no viste ya la piel del león sino la piel del prójimo.

Paseará sus ocios de entrecasa por la tierra y el cielo
aprobando sus excesos magnos, sus miniaturas de idilio,
la babosa epilepsia de los volcanes que evita que la tierra explote,
la primavera que desata con dedos de seda los inviernos más rígidos,
el verano acezando en lenguas de amapolas,
la ingenuidad cristalina de los elefantes y los niños,
la infancia de la hierba que redime la vejez de las ruinas,
la noche apacible entre las apasionadas estrellas
y el latido inmortal de nuestra carne efímera.
Entreteniendo su hambre de futuro,
revisará la inacabable batalla cuesta arriba
de las transformaciones y los avatares.

Al hombre emergiendo de los pisos de la tierra,
trepando por las gradas de una zoología
y una historia monstruosas,

sobrenadando en el flujo y el reflujo
de todas las abominaciones y humillaciones.


El alma del testimoniador estará ebria
de los más poderosos anuncios.
Pensamientos envueltos en nubes, como dioses,
(los grandes pensamientos son los dioses sin plegaria ni incienso)
relampaguearán en su penumbra.

He aquí que el mapamundi mismo
se ha vuelto casero como plaza con niños.
Los barcos suben a la cima del océano
para deslizarse en tobogán al puerto de destino.
Los ribereños del Nilo pueden comer sus dátiles
pasados por el polo de las heladeras yanquis.
en sus
bungalows de cristal
el esquimal y el oso blanco
gozan del ecuador cautivo en una estufa sueca.
Belén y Nueva York son meros barrios del mundo.

La sola mirada del veedor pondrá en evidencia
que la carne y el espíritu son vasos comunicantes y a nivel.
Y que los crustáceos devoran los ojos de los náufragos
por miedo a que vean la intimidad del fondo del mar.
Y que las castas, que aún enlutan la esperanza del hombre
como la carroña enluta de cuervos el día, mandan degollar la voz de los visionarios
para que no denuncien los secretos del fondo del pueblo.
(Ahí Cristo vivo y cierto
con sus manos clavadas en el Trabajo ya sabemos por quiénes.)

El veedor alzará entonces
los más náufragos sollozos de los miserables,
el sol de medianoche de sus fiebres,
sus vómitos atajados con los dedos,
su hambre capeada con alcohol, con prostitución, con crimen,
para lanzarlos a la faz de la filantropía de las castas,
Y no echará a los mercaderes del templo
porque se hallará ocupado en derribar el templo
construido con el oro de los mercaderes

y ya estará preñado de mujeres y de hombres futuros,
de ciudades sin campanas, sin prostíbulos, sin diplomáticos
sin dividendos, sin gendarmes.

Luis Franco

sábado, 19 de junio de 2010

Tu venías

No me has hecho sufrir
sino esperar.

Aquellas horas
enmarañadas, llenas
de serpientes,
cuando
se me caía el alma y me ahogaba,
tú venías andando,
tú venías desnuda y arañada,
tú llegabas sangrienta hasta mi lecho,
novia mía,
y entonces
toda la noche caminamos
durmiendo
y cuando despertamos
eras intacta y nueva,
como si el grave viento de los sueños
de nuevo hubiera dado
fuego a tu cabellera
y en trigo y plata hubiera sumergido
tu cuerpo hasta dejarlo deslumbrante.

Yo no sufrí, amor mío,
yo sólo te esperaba.
Tenías que cambiar de corazón
y de mirada
después de haber tocado la profunda
zona de mar que te entregó mi pecho.
Tenías que salir del agua
pura como una gota levantada
por una ola nocturna.

Novia mía, tuviste
que morir y nacer, yo te esperaba.
Yo no sufrí buscándote,
sabía que vendrías,
una nueva mujer con lo que adoro
de la que no adoraba,
con tus ojos, tus manos y tu boca
pero con otro corazón
que amaneció a mi lado
como si siempre hubiera estado allí
para seguir conmigo para siempre.

Pablo Neruda

viernes, 18 de junio de 2010

Hay que ser realmente idiota para...

Hace años que me doy cuenta y no me importa, pero nunca se me ocurrió escribirlo porque la idiotez me parece un tema muy desagradable, especialmente si es el idiota quien lo expone.
Puede que la palabra idiota sea demasiado rotunda, pero prefiero ponerla de entrada y calentita sobre el plato aunque los amigos la crean exagerada, en vez de emplear cualquier otra como tonto, lelo o retardado y que después los mismos amigos opinen que uno se ha quedado corto.
En realidad no pasa nada grave pero ser idiota lo pone a uno completamente aparte, y aunque tiene sus cosas buenas es evidente que de a ratos hay como una nostalgia, un deseo de cruzar a la vereda de enfrente donde amigos y parientes están reunidos en una misma inteligencia y comprensión, y frotarse un poco contra ellos para sentir que no hay diferencia apreciable y que todo va benissimo. Lo triste es que todo va malissimo cuando uno es idiota, por ejemplo en el teatro, yo voy al teatro con mi mujer y algún amigo, hay un espectáculo de mimos checos o de bailarines tailandeses y es seguro que apenas empiece la función voy a encontrar que todo es una maravilla. Me divierto o me conmuevo enormemente, los diálogos o los gestos o las danzas me llegan como visiones sobrenaturales, aplaudo hasta romperme las manos y a veces me lloran los ojos o me río hasta el borde del pis, y en todo caso me alegro de vivir y de haber tenido la suerte de ir esa noche al teatro o al cine o a una exposición de cuadros, a cualquier sitio donde gentes extraordinarias están haciendo o mostrando cosas que jamás se habían imaginado antes, inventando un lugar de revelación y de encuentro, algo que lava de los momentos en que no ocurre nada más que lo que ocurre todo el tiempo.

Y así estoy deslumbrado y tan contento que cuando llega el intervalo me levanto entusiasmado y sigo aplaudiendo a los actores, y le digo a mi mujer que los mimos checos son una maravilla y que la escena en que el pescador echa el anzuelo y se ve avanzar un pez fosforescente a media altura es absolutamente inaudita. Mi mujer también se ha divertido y ha aplaudido, pero de pronto me doy cuenta (ese instante tiene algo de herida, de agujero ronco y húmedo) que su diversión y sus aplausos no han sido como los míos, y además casi siempre hay con nosotros algún amigo que también se ha divertido y ha aplaudido pero nunca como yo, y también me doy cuenta de que está diciendo con suma sensatez e inteligencia que el espectáculo es bonito y que los actores no son malos, pero que desde luego no hay gran originalidad en las ideas, sin contar que los colores de los trajes son mediocres y la puesta en escena bastante adocenada y cosas y cosas. Cuando mi mujer o mi amigo dicen eso --lo dicen amablemente, sin ninguna agresividad-- yo comprendo que soy idiota, pero lo malo es que uno se ha olvidado cada vez que lo maravilla algo que pasa, de modo que la caída repentina en la idiotez le llega como al corcho que se ha pasado años en el sótano acompañando al vino de la botella y de golpe plop y un tirón y no es mas que corcho.(...) Y jamás se me ocurriría discutir con mi mujer o con mis amigos porque sé que tienen razón y que en realidad han hecho muy bien en no dejarse ganar por el entusiasmo, puesto que los placeres de la inteligencia y la sensibilidad deben nacer de un juicio ponderado y sobre todo de una actitud comparativa, basarse como dijo Epicteto en lo que ya se conoce para juzgar lo que se acaba de conocer, pues eso y no otra cosa es la cultura y la sofrosine.(...) Recaigo en la conciencia de que soy idiota, de que cualquier cosa basta para alegrarme de la cuadriculada vida, y entonces el recuerdo de lo que he amado y gozado esa noche se enturbia y se vuelve cómplice, la obra de otros idiotas que han estado pescando o bailando mal, con trajes y coreografías mediocres, y casi es un consuelo pero un consuelo siniestro el que seamos tantos los idiotas que esa noche se han dado cita en esa sala para bailar y pescar y aplaudir. (...)

A mí eso me sorprende un poco, porque en realidad el entusiasmo no es una cosa que se gaste cuando uno es realmente idiota, se gasta cuando uno es inteligente y tiene sentido de los valores y de la historicidad de las cosas(...)

Ahora que lo pienso la idiotez debe ser eso: poder entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste, sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el recuerdo de los frescos de Giotto en Padua. La idiotez debe ser una especie de presencia y recomienzo constante: ahora me gusta esta piedrita amarilla, ahora me gusta "L'année dernière à Marienbad", ahora me gustas tú, ratita, ahora me gusta esa increíble locomotora bufando en la Gare de Lyon, ahora me gusta ese cartel arrancado y sucio. Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces aceptando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro pato u otro cartel, y así siempre.

Extraído de “La vuelta al día en ochenta mundos”, de Julio Cortázar (1967)

jueves, 17 de junio de 2010

Celebrando su máquina
el emperrado corazón amora
como si no le dieran de través
de atrás alante en su porfía
alante de ala de volar
que no otra cosa intenta
molestándole piedras
como especie de pies
pies que piesan en vez de alar o cómo
sería el mundo el buey lo que se hija
si no nos devoráramos
si amorásemos mucho
si fuéramos o fuésemos
como rostros humanos
empezando de a dos
completos en el resto.

Juan Gelman.

miércoles, 16 de junio de 2010

Para leer en forma interrogativa

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...
Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...
Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...
Has sabido
con cada poro de la piel, sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.

Julio Cortázar.

Soneto kitsch a una mengana

Yo / fulano de mí / llevo conmigo
tu rostro en cada suerte de mi historia
tu cuerpo de mengana es una gloria
y por eso al soñar sueño contigo

luego / si el sueño acaba te persigo
sonándote despierto / es una noria
que rodea tu eco en mi memoria
y te cuenta esos sueños que te digo

así / sin intenciones misteriosas
sé que voy a elegir de buena gana
de mi viejo jardín sólo tus rosas

de las altas ventanas tu ventana
de los signos del mar tu mar de cosas
y de todo el amor / tu amor / mengana.

Mario Benedetti, extraído del libro "El amor, las mujeres y la vida."

martes, 15 de junio de 2010

Castigo

Yo te juré mi amor sobre una tumba,
sobre su mármol santo!
¿Sabes tú las cenizas de qué muerta
conjuré temerario?

¿Sabes tú que los hijos de mi temple
saludan ese mármol,
con la faz en el polvo y sollozantes
en el polvo besando?

¿Sabes tú las cenizas de qué muerta
mintiendo, has profanado?
¡No los quieras oir, que tus oídos
ya no son un santuario!

¡No los quieras oir como hay rituales
secretos y sagrados,
hay tan augustos nombres que no todos
son dignos de escucharlos!

Yo te di un corazón joven y justo
¡por qué te lo habré dado!
¡Lo colmaste de besos, y una noche
te dio por devorarlo!

Y con ojos serenos¡El verdugo,
que cumple su mandato,
solicita perdón de las criaturas
que inmolará en el tajo!

¡Tu le viste, serena, indiferente,
gemir agonizando,
mientras tu roja sangre enrojecía
tus mejillas de nardo!

Y tus ojos ¡mis ojos de otro tiempo
que me temían tanto!
Ni una perla tuvieron, ni una sola:
¡eres de nieve y mármol!

¿Acaso el que me roba tus caricias
te habrá petrificado?
¿Acaso la ponzoña de Leteo
te inyectó a su contacto?

¿O pretendes probarme en los crisoles
de los celos amargos,
y me vas a mostrar cuanto me quieres,
después entre tus brazos?

¡No se prueban así con ignonimias,
corazones hidalgos!
¡No se templa el acero damasquino
metiéndolo en el fango!

Yo te alcé en mis estrofas, sobre todas,
hasta rozar los astros:
tócale a mi venganza de poeta,
¡dejarte abandonada en el espacio!


Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte)


lunes, 14 de junio de 2010

Alone

From childhood's hour I have not been
As others were; I have not seen
As others saw; I could not bring
My passions from a common spring.
From the same source I have not taken
My sorrow; I could not awaken
My heart to joy at the same tone;
And all I loved, I loved alone.
Then- in my childhood, in the dawn
Of a most stormy life- was drawn
From every depth of good and ill
The mystery which binds me still:
From the torrent, or the fountain,
From the red cliff of the mountain,
From the sun that round me rolled
In its autumn tint of gold,
From the lightning in the sky
As it passed me flying by,
From the thunder and the storm,
And the cloud that took the form
(When the rest of Heaven was blue)
Of a demon in my view.

Edgar Allan Poe

I

“...Bernardo Stocker aprendió a desconfiar de los impulsos generosos. Más tarde había conseguido reprimirlos. Compadecemos al prójimo, pensaba, en la medida en que somos capaces de auxiliarlo. Su dolor nos halaga con la conciencia de nuestro poder, por un instante nos equipara a los dioses. Pero el dolor verdadero no admite consuelo. Como este dolor nos humilla, optamos por ignorarlo. Rechazamos el estímulo que originaría en nosotros un proceso análogo, aunque de signo inverso, y el orgullo, que antes alineaba nuestras facultades del lado del corazón y nos inducía fácilmente a la ternura, ahora se vuelve hacia la inteligencia para buscar argumentos con que sofocar los arranques del corazón. Nos cerramos a la única tristeza que al herir nuestro amor propio lograría realmente entristecernos. (...)”


Extraído del cuento "Sombras suele vestir" de José Bianco, publicado por primera vez en la revista Sur, en Octubre de 1941

domingo, 13 de junio de 2010

Hoy que estoy feliz, qué me dicen

Hoy que estoy tan alegre, qué me dicen,
me miro el pecho y río, miro me
la estatura, el reloj, la camisa,
me miro a carcajadas, vea usted,
este asunto comienza en mi esqueleto
(perdón por la palabra) estoy alegre
compañero, le digo, cuello arriba
y cuello abajo rio, qué es no sé,
me levanté tan simple como siempre
y tan Juan como suelo entré a la calle,
salud, ciudad, le dije, acaricié
la mañana de paso, fui hasta el hombre
más triste y le di un sueño,
compañero
qué me pasa, me río y qué es no sé,
tengo un tumulto de violines vivos,
me nace un pájaro en la boca,
¡al tren!
¿quién se ha muerto? ¡mentira!
los marinos
se enamoraron de una estrella
¿y qué?
Salud, ciudad, le dije, compañero,
y en una esquina el aire le besé
como un loco, me miran los zaguanes,
las ventanas, un árbol, qué es no sé,
me sacudo el recuerdo, los pañuelos,
las caricias de anoche, busco en
mis ojazos de pibe entre cuadernos,
violetas tiernas y una madre y qué
me pasa, estoy alegre, río, corro,
me cantan los zapatos,
los zapatos,
ciudad, ciudad, hoy te amo como nunca,
hoy no te hiero, apenas hoy si te
toco, apenas si rozo tu armadura
de asfalto y piedra y barro y hombres de
cojón y viento, apenas si te digo
mañanero, salud.
Y me detengo.
Me río.
Estoy alegre.
Y qué es no sé.

Juan Gelman

Confianzas

Se sienta a la mesa y escribe
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice
se sienta a la mesa y escribe.

Juan Gelman

sábado, 12 de junio de 2010

After such pleasures

Esta noche, buscando tu boca en otra boca,
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor
sabiendo que el placer es ese esclavo innoble
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar
ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni
esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.


Extraído del libro "Salvo el crepúsculo" de Julio Cortázar (1984)


Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Extraído del libro "Fervor de Buenos Aires" de Jorge Luis Borges, publicado en 1923