"...De todo esto nace una controversia: si es mejor ser amado que temido, o al contrario. Se responde que se querría ser lo uno y lo otro; pero dado que resulta difícil reunir las dos condiciones juntas, es mucho más seguro ser temido que amado, si se tiene que faltar a alguna de las dos. Porque de los hombres se puede decir que, en términos generales, son ingratos, volubles, falsos, simuladores y disimuladores, que huyen los peligros y que son ambiciosos de dinero; y que mientras les haces bien, te siguen totalmente y te ofrecen su sangre, sus bienes, la vida y los hijos -como dije más arriba-, cuando la necesidad se siente lejos; pero cuando esta se acerca, se rebelan. Y el príncipe que se ha creído totalmente sus palabras, al carecer de otro tipo de apoyos, se pierde. Porque las amistades que se adquieren con dinero, y no con nobleza y grandeza de ánimo, se compran, pero no se tienen, y en los tiempos difíciles no se pueden rentabilizar. Y los hombres se lo piensan menos a la hora de ofender a uno que se hace amar que al que se hace temer; porque el amor es un vínculo de obligación que, al ser los hombres malos, se rompe a la mínima ocasión frente a la utilidad propia, pero el temor procede de un miedo al castigo que no te abandona jamás..."
Fragmento extraído del libro "El Príncipe", de Nicolás Maquiavelo
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