viernes, 6 de enero de 2012

Defensa de la palabra


Uno escribe a partir de la necesidad de comunicación y de comunicación con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría.


Uno escribe para combatir la propia soledad y la soledad de los otros.


Uno supone que la literatura transmite conocimiento y actúa sobre el lenguaje y la conducta de quien la recibe; que nos ayuda a conocernos mejor para salvarnos juntos. Pero “los demás” y “los otros” son términos demasiado vagos; y en tiempos de crisis, tiempos de definición la ambigüedad puede parecerse demasiado a la mentira. [...]


Uno escribe para despistar a la muerte y estrangular los fantasmas que por dentro lo acosan; pero lo que uno escribe puede ser históricamente útil sólo cuando de alguna manera coincide con la necesidad colectiva de conquistar la identidad. Esto, creo, quisiera uno: que al decir: “Así soy” y ofrecerse, el escritor pudiera ayudar a muchos a tomar conciencia de lo que son.  [...]


Creo en mi oficio, creo en mi instrumento…La palabra es un arma, y puede ser usada para bien o para mal: la culpa del crimen nunca es el cuchillo.


Creo que una función primordial de la literatura latinoamericana actual consiste en rescatar la palabra, usada y abusada con impunidad y frecuencia para impedir o traicionar la comunicación. [...]



Fragmento del artículo de Eduardo Galeano.

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