The pheasant arrives
Flemish coloring that burns:
Your word for an eye.
PARA LA POETA: ADRIENNE RICH
El faisán llega
Colorido como un flamenco que arde:
Tu palabra por un ojo.
June Jordan, traducción de Flor Codagnone. Del libro "cosas que hago en la oscuridad"
lunes, 10 de junio de 2019
viernes, 7 de junio de 2019
La contemplación del desastre o mi casa un domingo.
Tres minutos faltan para las tres de la tarde
la temperatura en la Ciudad de Buenos Aires
es de tantos grados que dejo de escuchar porque
no me importa
porque lo que importa es lo que se siente y no
un número:
tengo puesto un buzo
miro la casa en un inmaculado desorden
en un estado de no me importa lo que sientas, lo
que pienses
yo voy a seguir así, medio desordenada, con los
pisos sin barrer
la casa me sobra
me sobra casi todo menos plata
la plata nunca sobra
la radio se apaga cuando empiezo a pensar y mis
palabras
se superponen con el audio que rebota sobre las
paredes blancas
el audio que absorben las paredes blancas
que me separan del vecino que nunca se queja de nada
me hace pensar que es irresponsable
que nunca le moleste un bochinche fuera de hora,
que me visiten varias personas el mismo día
y que suene el despertador durante una hora entera
hasta que me levanto con un tema de banda de turistas
todos los días el mismo
no estoy segura de querer cambiar eso como no estoy
segura
de querer cambiar muchas otras cosas que pasan
y que siento
no me puedo enfrentar a todas mis cosas
se me caen de los estantes los libros y me veo
derrotada
por la literatura que consumo con la esperanza
de salvarme de un orden mayor de ignorancia
miro las botellas de agua sobre la mesa
y más lejos en el balcón la flor que salió
en una planta a la cual no le hablo y casi no cuido:
soy egoísta y aún así las cosas florecen
quizás la subtrama de las plantas me define
necesito definir cosas
y no basta con decir
que uno tiene que definir cosas
tengo que limpiar y ordenar y solo puedo fumar
y pensar en que llego tarde
¿Llego tarde porque no hay nadie que me espere
o no hay nadie que me espere
porque llego siempre o tarde, o temprano y nunca
a tiempo?
Diesciséis minutos pasaron desde las tres de la tarde y la
radio está en mi cabeza
aunque está apagada, porque el trabajo nos define
nos da una visión particular
y quizás no sea yo la que tenga que definir las cosas
si no que las cosas ya me están definiendo a mí
y en definitiva soy sólo una chica en su casa sola,
contemplando un desastre.
Poema de Malen Denis, del libro "Buscar drogas en wikipedia"
la temperatura en la Ciudad de Buenos Aires
es de tantos grados que dejo de escuchar porque
no me importa
porque lo que importa es lo que se siente y no
un número:
tengo puesto un buzo
miro la casa en un inmaculado desorden
en un estado de no me importa lo que sientas, lo
que pienses
yo voy a seguir así, medio desordenada, con los
pisos sin barrer
la casa me sobra
me sobra casi todo menos plata
la plata nunca sobra
la radio se apaga cuando empiezo a pensar y mis
palabras
se superponen con el audio que rebota sobre las
paredes blancas
el audio que absorben las paredes blancas
que me separan del vecino que nunca se queja de nada
me hace pensar que es irresponsable
que nunca le moleste un bochinche fuera de hora,
que me visiten varias personas el mismo día
y que suene el despertador durante una hora entera
hasta que me levanto con un tema de banda de turistas
todos los días el mismo
no estoy segura de querer cambiar eso como no estoy
segura
de querer cambiar muchas otras cosas que pasan
y que siento
no me puedo enfrentar a todas mis cosas
se me caen de los estantes los libros y me veo
derrotada
por la literatura que consumo con la esperanza
de salvarme de un orden mayor de ignorancia
miro las botellas de agua sobre la mesa
y más lejos en el balcón la flor que salió
en una planta a la cual no le hablo y casi no cuido:
soy egoísta y aún así las cosas florecen
quizás la subtrama de las plantas me define
necesito definir cosas
y no basta con decir
que uno tiene que definir cosas
tengo que limpiar y ordenar y solo puedo fumar
y pensar en que llego tarde
¿Llego tarde porque no hay nadie que me espere
o no hay nadie que me espere
porque llego siempre o tarde, o temprano y nunca
a tiempo?
Diesciséis minutos pasaron desde las tres de la tarde y la
radio está en mi cabeza
aunque está apagada, porque el trabajo nos define
nos da una visión particular
y quizás no sea yo la que tenga que definir las cosas
si no que las cosas ya me están definiendo a mí
y en definitiva soy sólo una chica en su casa sola,
contemplando un desastre.
Poema de Malen Denis, del libro "Buscar drogas en wikipedia"
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Denis,
poesía
jueves, 23 de mayo de 2019
Resolución #1003
Amaré a quien me ame
Amaré tanto como sea amada
Odiaré a quien me odie
No sentiré nada por aquellos que no me noten
Seré indiferente a la indiferencia
Seré hostil a la hostilidad
Haré de mí una amante apasionada e intensa
En respuesta al amor apasionado e intenso
Nadie me tomará por tonta.
Poema de June Jordan, traducción de Flor Codagnone. Del libro "cosas que hago en la oscuridad".
Amaré tanto como sea amada
Odiaré a quien me odie
No sentiré nada por aquellos que no me noten
Seré indiferente a la indiferencia
Seré hostil a la hostilidad
Haré de mí una amante apasionada e intensa
En respuesta al amor apasionado e intenso
Nadie me tomará por tonta.
Poema de June Jordan, traducción de Flor Codagnone. Del libro "cosas que hago en la oscuridad".
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Codagnone,
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sábado, 11 de mayo de 2019
Equilibrio
Papá aflojó los tornillos
para que aprendiera
a andar sin las rueditas.
Ella me llevó a la vereda de tierra
que rodea al hipódromo,
justo enfrente de casa.
Y cuál es la necesidad
de aprender a sostener
mi cuerpo todo de nuevo.
Le hice prometer que no
me soltaría por nada del mundo;
giraba apenas mi cuello
para ver que ella siguiera ahí,
corriendo justo detrás mío,
agarrándome de la parte baja del asiento.
“Yo no te suelto –me decía–,
yo no te suelto”,
pero para ese entonces
ya estaba pedaleando sola
y no me daba cuenta
de cómo ella se alejaba de mí,
aun quedándose quieta
entre los troncos viejos y gruesos.
Me enojé tanto cuando me di vuelta
que rechacé ese objeto
a un costado de la vereda
y quise volver a casa.
Ahora voy esquivando colectivos,
haciendo finitos, calculo
el tiempo exacto para pasar en rojo
y no morir en el asfalto,
pero así y todo no voy a reconocerlo.
He decepcionado muchas veces a mi madre
y sé que seguiré haciéndolo.
No hay lugar en el mundo
para dos personas iguales,
ni siquiera lo hay en una casa,
y por eso me fui apenas terminada la escuela.
Pero es necesario para que mamá aprenda.
El equilibrio se fabrica con la distancia,
si nos quedamos quietas
seguramente nos vamos a caer.
Ahora rebobino el cassette
y resulta que soy yo la que se aleja
mientras ella se queda parada,
palideciendo bajo el sol de un domingo.
Pero yo no te suelto, mamá,
yo no te suelto.
Daiana Henderson.
para que aprendiera
a andar sin las rueditas.
Ella me llevó a la vereda de tierra
que rodea al hipódromo,
justo enfrente de casa.
Y cuál es la necesidad
de aprender a sostener
mi cuerpo todo de nuevo.
Le hice prometer que no
me soltaría por nada del mundo;
giraba apenas mi cuello
para ver que ella siguiera ahí,
corriendo justo detrás mío,
agarrándome de la parte baja del asiento.
“Yo no te suelto –me decía–,
yo no te suelto”,
pero para ese entonces
ya estaba pedaleando sola
y no me daba cuenta
de cómo ella se alejaba de mí,
aun quedándose quieta
entre los troncos viejos y gruesos.
Me enojé tanto cuando me di vuelta
que rechacé ese objeto
a un costado de la vereda
y quise volver a casa.
Ahora voy esquivando colectivos,
haciendo finitos, calculo
el tiempo exacto para pasar en rojo
y no morir en el asfalto,
pero así y todo no voy a reconocerlo.
He decepcionado muchas veces a mi madre
y sé que seguiré haciéndolo.
No hay lugar en el mundo
para dos personas iguales,
ni siquiera lo hay en una casa,
y por eso me fui apenas terminada la escuela.
Pero es necesario para que mamá aprenda.
El equilibrio se fabrica con la distancia,
si nos quedamos quietas
seguramente nos vamos a caer.
Ahora rebobino el cassette
y resulta que soy yo la que se aleja
mientras ella se queda parada,
palideciendo bajo el sol de un domingo.
Pero yo no te suelto, mamá,
yo no te suelto.
Daiana Henderson.
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