martes, 4 de junio de 2013

XXXIV

23 
Una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo.

La rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos.


Alejandra Pizarnik, extraído del libro "Árbol de Diana"

lunes, 29 de abril de 2013

En esta noche, en este mundo.


en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerta
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la re-surrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio 

sólo que el silencio no existe

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve

¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible.

Alejandra Pizarnik, poema extraído del libro "Textos de sombra y últimos poemas"

miércoles, 13 de febrero de 2013

La tormenta


Se dice: la tormenta es buena.
Se dice: la tormenta es mala.
Y quiere decirse muchas cosas.

Cuando yo digo: la tormenta es buena,
quiero decir: la lluvia es necesaria
y es hermoso mirarla desde una ventana.
Y quiero decir también cosas indefinidas
nombrar una alegría o un júbilo inasibles
pero quiero decir solamente:
la conocí un día lluvioso.

Cuando yo digo: la tormenta es mala
quiero decir: arruina los sembrados
los semblantes, los días
y borra y anega y entristece.
Y quiero decir también cosas indefinidas
prevenciones, sospechas
pero quiero decir solamente:
la conocí un día lluvioso.

Gianni Siccardi

domingo, 10 de febrero de 2013

XXXIII

"-¿Qué clase de infancia tuviste, Hitchcock? -dijo Clemens.
-Nunca fui joven. Lo que fui o pude ser, está muerto. Volvemos a tus puercoespines, Clemens. Gracias, no quiero que me atraviesen de parte a parte. Siempre pensé que uno muere todos los días, y que los días son como cajones, ¿comprendes?, con marbetes y todo. Y no hay que volver atrás, ni levantar la tapa, pues uno muere un par de miles de veces, y eso es un montón de cadáveres, todos con una muerte distinta, y con una expresión cada vez peor. En cada uno de esos días hay un Yo diferente, alguien a quien no conoces, o no comprendes, o no quieres comprender."


Fragmento del cuento "Una noche o una mañana cualquiera", de Ray Bradbury.