"Estar acomplejada, he aquí algo femenino. Eclipsada. Escuchar bien lo que te dicen. No brillar por tu inteligencia. Tener la cultura justa como para poder entender lo que un guaperas tiene que contarte. Charlar es femenino. Todo lo que no deja huella. Todo lo doméstico se vuelve a hacer cada día, no lleva nombre. Ni los grandes discursos, ni los grandes libros, ni las grandes cosas. Las cosas pequeñas. Las monadas. Femeninas. Pero beber: viril. Tener amigos: viril. Hacer el payaso: viril. Ganar mucha plata: viril. Tener un coche enorme: viril. Andar como te de la gana: viril. Querer follar con mucha gente: viril. Responder con brutalidad a algo que te amenaza: viril. No perder el tiempo en arreglarse por las mañanas: viril. Llevar ropa práctica: viril. Todas las cosas divertidas son viriles, todo lo que hace que ganes terreno es viril"
Fragmento extraído del libro "Teoría King Kong", de Virginie Despentes.
"Hay que ser una víctima digna. Es decir, que se sepa callar. La palabra les ha sido siempre confiscada. Peligrosa, ya lo hemos entendido. ¿A quién podría quitarle el sueño?¿Cuál es la ventaja que sacamos de nuestra situación que hace que merezca la pena que colaboremos tan activamente? ¿Por qué las madres animan a los niños a hacer ruido mientras enseñan a las niñas a callarse? ¿Por qué seguimos valorizando al hijo que se hace notar mientras nos da vergüenza que una chica se salga del tiesto? ¿Por qué enseñamos a las niñas la docilidad, la coquetería y el disimulo, mientras que le decimos a los niños que deben ser exigentes, que el mundo es suyo, que deben tomar decisiones y elegir? ¿Qué hay de bueno en el modo en el que las cosas suceden que haga que nos compense a las mujeres suavizar los golpes que damos?"
Fragmento extraído del libro "Teoría King Kong", de Virginie Despentes.
"Yo pertenezco a ese sexo, el que debe callarse, al que todos acallan. Y que debe tomárselo todo con cortesía, una vez más, jugar a mantener un perfil bajo. A riesgo de que te borren del mapa. Los hombres saben mejor que nosotras lo que podemos decir sobre nosotras mismas. Las mujeres, si quieren sobrevivir, tienen que aprender a entender las órdenes. Que no me vengan a contar que las cosas han evolucionado tanto y que ya no es lo que era. A mi no. Lo que yo he soportado por ser mujer escritora es el doble de lo que un hombre soporta.
Simone de Beauvoir empieza las Cartas al Castor con esta primera carta que le escribe a Sartre: '¿Querría usted ser tan amable y llevar mi ropa sucia (en el cajón inferior del armario) a la lavandería esta mañana? dejo la llave puesta en la puerta. La amo tiernamente, mi amor. Ayer usted tenía la carita tan mona al decir: -Ah, usted me ha mirado, me ha mirado. Y cuando lo pienso, se me rompe el corazón de ternura. Adiós, cariñito.' Démosle la vuelta a todo, démosle la vuelta a la ropa sucia y a la carita tan mona. Así entenderemos mejor qué sexo somos, el sexo de la ropa sucia de los otros, el de las caritas monas."
Fragmento extraído del libro "Teoría King Kong", de Virginie Despentes.