jueves, 29 de diciembre de 2011

XXVI



EL LOCO. ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: “¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!”. Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? - así gritaban y reían alborozadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. “¿Qué a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos su asesino. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia delante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vació? ¿No hace más frío? ¿No viene de contiuno la noche y cada vez más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? 


Fragmento extraído del párrafo 125 del libro "La gaya ciencia", de Friedrich Nietzsche. 

viernes, 23 de diciembre de 2011

XXV



Yet each man kills the thing he loves
By each let this be heard,
Some do it with a bitter look,
Some with a flattering word,
The coward does it with a kiss,
The brave man with a sword!


Some kill their love when they are young,
And some when they are old;
Some strangle with the hands of Lust,
Some with the hands of Gold:
The kindest use a knife, because
The dead so soon grow cold.


Some love too little, some too long,
Some sell, and others buy;
Some do the deed with many tears,
And some without a sigh:
For each man kills the thing he loves,
Yet each man does not die.


He does not die a death of shame
On a day of dark disgrace,
Nor have a noose about his neck,
Nor a cloth upon his face,
Nor drop feet foremost through the floor
Into an empty place.



Fragmento del poema "The ballad of reading Gaol", de Oscar Wilde

miércoles, 21 de diciembre de 2011

The happiest day, the happiest hour.


The happiest day - the happiest hour
My sear'd and blighted heart hath known,
The highest hope of pride and power,
I feel hath flown.

Of power! said I? yes! such I ween;
But they have vanish'd long, alas!
The visions of my youth have been -
But let them pass.

And, pride, what have I now with thee?
Another brow may even inherit
The venom thou hast pour'd on me
Be still, my spirit!

The happiest day - the happiest hour
Mine eyes shall see - have ever seen,
The brightest glance of pride and power,
I feel - have been:

But were that hope of pride and power
Now offer'd with the pain
Even then I felt - that brightest hour
I would not live again:

For on its wing was dark alloy,
And, as it flutter'd - fell
An essence - powerful to destroy
A soul that knew it well.




Edgar Allan Poe.