miércoles, 27 de octubre de 2010

XII

""What a strange thing!" said the overseer of the workmen at the foundry. "This broken lead heart will not mealt in the furnance. We must throw it away." So they threw it on a dust-heap where the dead Swallow was also lying.
"Bring me the two most precious things in the city," said God to one of His Angels; and the Angel brought him the leaden heart and the dead bird.
"You have rightly chosen," said God, "for in my garden of Paradise this little bird shall sing for ever more, and in my city of gold the Happy Prince shall praise me.""

Fragmento extraído del cuento "The Happy Prince", de Oscar Wilde

viernes, 22 de octubre de 2010

Conoce la diligencia con que se acerca la muerte, y procura conocer también la conveniencia de su venida, y aprovecharse de ese conocimiento.

Ya formidable y espantoso suena
dentro del corazón el postrer día;
y la última hora, negra y fría,
se acerca, de temor y sombras llena.
Si agradable descanso, paz serena
la muerte en traje de dolor envía,
señas da su desdén de cortesía:
más tiene de caricia que de pena.

¿Qué pretende el temor desacordado
de la que a rescatar piadosa viene
espíritu en miserias anudado?

Llegue rogada, pues mi bien previene;
hálleme agradecido, no asustado;
mi vida acabe, y mi vivir ordene.

Francisco de Quevedo

miércoles, 20 de octubre de 2010

Bandoneón

Me jode confesarlo

pero la vida es también un bandoneón

hay quien sostiene que lo toca Dios

pero yo estoy seguro que es Troilo

ya que dios apenas toca el arpa

y mal.

Fuere quien fuere lo cierto es

que nos estira en un solo ademán purísimo

y luego nos reduce de a poco a casi nada

y claro nos arranca confesiones

quejas que son clamores

vértebras de alegría

esperanzas que vuelven

como los hijos pródigos

y sobre todo como los estribillos.

Me jode confesarlo

porque lo cierto es que hoy en día

pocos

quieren ser tango

la natural tendencia

es a ser rumba o mambo o chachachá

o merengue o bolero o tal vez casino

en último caso valsecito o milonga

pasodoble jamás

pero cuando dios o pichuco o quien sea

toma entre sus manos la vida bandoneón

y le sugiere que llore o regocije

uno siente el tremendo decoro de ser tango

y se deja cantar y ni se acuerda

que allá espera

el estuche.

Mario Benedetti.

martes, 19 de octubre de 2010

Annabel lee

It was many and many a year ago,
In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
By the name of ANNABEL LEE;
And this maiden she lived with no other thought
Than to love and be loved by me.

I was a child and she was a child,
In this kingdom by the sea;
But we loved with a love that was more than love-
I and my Annabel Lee;
With a love that the winged seraphs of heaven
Coveted her and me.

And this was the reason that, long ago,
In this kingdom by the sea,
A wind blew out of a cloud, chilling
My beautiful Annabel Lee;
So that her highborn kinsman came
And bore her away from me,
To shut her up in a sepulchre
In this kingdom by the sea.

The angels, not half so happy in heaven,
Went envying her and me-
Yes!- that was the reason (as all men know,
In this kingdom by the sea)
That the wind came out of the cloud by night,
Chilling and killing my Annabel Lee.

But our love it was stronger by far than the love
Of those who were older than we-
Of many far wiser than we-
And neither the angels in heaven above,
Nor the demons down under the sea,
Can ever dissever my soul from the soul
Of the beautiful Annabel Lee.

For the moon never beams without bringing me dreams
Of the beautiful Annabel Lee;
And the stars never rise but I feel the bright eyes
Of the beautiful Annabel Lee;
And so, all the night-tide, I lie down by the side
Of my darling- my darling- my life and my bride,
In the sepulchre there by the sea,
In her tomb by the sounding sea.

Edgar Allan Poe

lunes, 18 de octubre de 2010

El huesped

La ciudad inmóvil brilla bajo la luna,
alguien sin embargo ha encendido mi corazón,
arde contra el silencio de las viejas paredes.

Solo este fuego me acompaña en la ciudad nocturna
y fría,
es la ciudad a la que siempre entro por primera vez,
se calla frente a mí como un desconocido.

Alguien sin embargo me ha amado antes de aquí,
sobre estas piedras nos besamos a través de la noche,
alguien también tembló por mí bajo las madrugadas
de ceniza.

La impiadosa ciudad nunca da coartadas,
quién sino ella ha encendido este fuego.

Juan Gelman

sábado, 16 de octubre de 2010

A la izquierda del Roble



Incursionemos en el audio, extraído del libro "El amor, las mujeres y la vida"

jueves, 14 de octubre de 2010

Hacer una escena

ESCENA La figura apunta a toda "escena" (en el sentido restringido del término) como intercambio de cuestionamientos recíprocos.

Históricamente, la escena
Cuando dos sujetos disputan de acuerdo con un intercambio regulado de réplicas y con vistas a tener la "última palabra", estos dos sujetos están ya casados: La escena es para ellos el ejercicio de un derecho[...] Cada uno a su turno dice en la escena lo que quiere decir:jamás tú sin mí, y recíprocamente. Tal es el sentido de lo que se llama eufemísticamente el diálogo: no escucharse el uno al otro sino servirse en común de un principio igualitario de repartición de los bienes de la palabra.

La mecánica de la escena
La escena parte de una diferencia, en la cual hay un solo sujeto, dividido por un diferencial de energía (la escena es eléctrica). Para que ese desequilibrio sea puesto en movimiento (como un motor), para que la escena adquiera su velocidad adecuada, es preciso un señuelo, que cada uno de los participantes se esfuerce por atraer a su campo; ese señuelo es comúnmente un hecho (que uno afirma y el otro niega) o una decisión (que uno impone y el otro rechaza). El acuerdo es lógicamente imposible en la medida en que lo que se discute no es el hecho o la decisión. La réplica característica de la escena no tiene ningún fin demostrativo, persuasivo, sino solamente un origen, y que este origen no sea jamás sino inmediato: en la escena me adhiero a lo que acaba de ser dicho. Cada argumento es elegido de tal suerte que sea simétrico y, por así decirlo, igual a su hermano, y sin embargo aumentado por un suplemento de protesta: en suma por una sobrepuja. Esta sobrepuja no es jamás otra cosa que el grito de Narciso: ¡Y yo! ¡Y yo!

La escena insignificante
Ninguna escena tiene un sentido, ninguna progresa hacia un esclarecimiento o una transformación. La escena no es ni práctica ni dialéctica; es lujosa en definitiva ociosa.

La última palabra
Insignificante, la escena lucha sin embargo con la insignificancia. Todo participante de una escena sueña con tener la última palabra. Hablar el último, "concluir", es dar sentido a todo lo que se ha dicho, es dominar por completo el sentido; en el espacio de la palabra lo que viene al último ocupa un lugar soberano, reservado. Todo combate de lenguaje se dirige a la posesión de ese lugar; mediante la última palabra voy a desorganizar, a "liquidar" al adversario, voy a infringirle una herida (narcísica) mortal, voy a reducirlo al silencio, voy a castralo de toda palabra. Toda la escena se desarrolla con vistas a ese triunfo: no se trata de ningún modo de que cada réplica concurra a la victoria de una verdad y construya poco a poco esta verdad, sino solamente que la última réplica sea la buena: es el último golpe de dados lo que cuenta.

Adaptación del libro "Fragmentos de un discurso amoroso" de Roland Barthes

martes, 12 de octubre de 2010

Aedh Wishes for the Cloths of Heaven

Had I the heavens' embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half-light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams.


William Butler Yeats.


:)

lunes, 11 de octubre de 2010

Apenas y a penas

Pensó
ojalá que no
pero esta vez acaso sea la última.
Con el deseo más tierno que otras noches
tentó las piernas de la mujer nueva
que afortunadamente no eran de carrara
posó toda su palma sobre la hierbabuena
y sintió que su mano agradecía
viajó moroso y sabio por el vientre
se conmovió con valles y colinas
se demoró en el flanco y su hondonada
que siempre era su premio bienvenido
anduvo por los pechos eligiendo al azar
y allí se quedó un rato descifrando
con el pulgar y el índice reconoció los labios
que afortunadamente no eran de coral
y deslizó una mano por debajo del cuello
que afortunadamente no era de alabastro.
Pensó
ojalá que no
pero puede ser la última.
Y si después de todo
es la última vez.
Entonces cómo cómo haré mañana
de donde sacaré la fuerza y el olvido
para tomar distancia de esta orografía
de esta comarca en paz
de esta patria ganada
apenas y a penas
a tiempo y a dulzura
a ráfagas de amor.

Mario Benedetti, extraído del libro "El amor, las mujeres y la vida"

miércoles, 6 de octubre de 2010

La ceremonia

Te desnudé entre llantos y temblores
sobre una cama abierta a lo infinito,
y si no tuve lástima del grito
ni de las súplicas o los rubores,

fui en cambio el alfarero en los albores,
el fuego y el azar del lento rito,
sentí nacer bajo la arcilla el mito
del retorno a la fuente y a las flores.

En mis brazos tejiste la madeja
rumorosa del tiempo encadenado,
su eternidad de fuego recurrente;

no sé qué viste tú desde tu queja,
yo vi águilas y musgos, fui ese lado
del espejo en que canta la serpiente..

Julio Cortázar, extraído del libro "Salvo el crepúsculo"

sábado, 2 de octubre de 2010

Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.


Pablo Neruda, de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada"